Nadie sabe explicar por qué hay tanto misterio sobre la relación entre el (ex)panista Carlos García y el empresario leonés Óscar Bujaidar.
García nunca ha querido revelar el verdadero nombre del empresario que se encargó de organizar la feria de Silao, pero según gente que anduvo metiendo su cuchara en la organización de la feria más fea de la historia sí fue ese tal Bujaidar el que se hizo cargo de agarrar y repartir los dineros.
Constantemente se le ha preguntado a García sobre quién recibió la nada despreciable “bendición” de recibir en sus manos la feria y, por lo regular, se ha salido por la tangente, diciendo que se le olvidó el nombre y, si no es amnesia temporal, que no lo encuentra en su lista de contactos. El secretario de Ayuntamiento, Rogelio Santoyo, llegó a comentar en una rueda de prensa que el empresario sí se llama Óscar.
Tal vez el nombre sea lo de menos, pues 8 millones no son poca cosa y nadie cree que todo eso se haya gastado en remodelar la fachada de la unidad deportiva de Silao, donde este año (y para desgracia de los deportistas) se organizó el fracaso de feria que no tuvo eco ni buena recepción por parte de la ciudadanía. ¿8 millones?, ¿repartidos entre quién y quién?
Además de los 8 millones que el ayuntamiento silaoense aprobó para realizar obras de rehabilitación dentro de la deportiva, el concierto de la cantante María José para amenizar la coronación de la nueva reina de Silao le costó al gobierno municipal otro par de millones. ¿Tanto dinero para una feria que no recibió otro calificativo que “pinchurrienta”?
¿Se repartieron 10 millones entre Carlos García y Óscar Bujaidar?
¿O hasta cuándo se dará un informe real de todo lo que se gastó en la feria más fea y peor organizada de todos los tiempos?